domingo, 17 de febrero de 2013

RESEÑA: FOALS - HOLY FIRE


Foals
Holy Fire
Transgressive; 2013

5.0

La portada de Holy Fire es una épica y cómica imagen de un grupo de personas montadas en caballos, éstas ven como emerge el sol del mar. La imagen pretende ser (creo) un símbolo de una búsqueda interna por madurez finalmente fructífera. Muy posiblemente, los Foals se decidieron por esta portada porque representa su triunfo, pero para mí, la imagen representa su funeral; un grupo de personas que observan decepcionadas como el mar se traga a una promesa inglesa.

Holy Fire es un triunfo que lastima. El tercer álbum del quinteto de Oxford va a sacarlos de las carpas de festival para ponerlos en escenarios principales, pero ¿cuál fue el costo?

Con mucha expectativa le di play al nuevo material de una banda a la que aprendí a querer muy rápido. El expectante silencio que se apoderó de mi ser prontamente se nubló por ruidosas ideas que se disparaban con cada canción, "¿Qué es esto? Parece pinche Coldplay, qué puta decepción..." Sí, Foals acaba de sacar -ese tipo de disco-.


Foals ahora tiene un sonido grande... más que eso, ENORME, suena a Coldplay, a U2, a una banda con mucha experiencia, pero desgraciadamente, cuando bandas llegan a ese estatus, varias veces se esfuma el hambre, el peligro, la novedad y las ganas de hacer música. Holy Fire se vale de muchos trucos baratos para asegurar su éxito. 
"Spanish Sahara" fácilmente puede colocarse como una de las baladas más cabronas del siglo XXI. Esa fragilidad emocional en Yannis Philippakis (Vocalista) que quiebra después de un build and release sónico... se siente trascendental e increíble. Ahora, 3 años después de "Spanish Sahara", Foals emula esa fórmula en casi toda la segunda mitad del disco. Temas como "Late Night" y "Milk & Black Spiders" se sienten como el truco barato de un mago cincuentón que trata de repetir viejas glorias.






También hay temas como "Bad Habit" y "Everytime", éstas parecen extraídas de un "U2 & Coldplay For Dummies". Es más, la primera, está peligrosamente cerca de ser un cover a "City Of Blinding Lights".


¿Dónde está la fiesta? Foals eran músicos emocionantes, en momentos técnicos y fiesteros. Ahora nos presentan esta sobriedad que se siente falsa y poco inspirada. No todo es decepción (aunque otro truco barato es enganchar y asegurar unas ventas con un par de engañosos sencillos). "Inhaler" fue el sencillo con el que comenzó esta nueva etapa, en el mismo espíritu de "Spanish Sahara" (Primer sencillo de Total Life Forever), "Inhaler" sorprendió a todos con un nuevo sonido, totalmente contrario a lo que se esperaba. Es una bestia, un tema lleno de furia y agresión en el que las guitarras y la procesada voz de Yannis aplastan los oídos. "Inhaler" fue la promesa de un disco ambicioso que no iba a perder la esencia del conjunto. Después nos regalaron "My Number", el sencillo más pegajoso e inmediato del quinteto desde "Cassius" (2008). 
Tristemente, la promesa de "Inhaler" sólo tiene continuidad en "Providence", la cual llega muy tarde en el disco y no es suficiente para salvarlo, y la chispa de "My Number" no se repite ni en un par de segundos.



En muchos sentidos, sí, Holy Fire es un éxito rotundo, uno que se va a ganar críticos y fans con un sonido "maduro", pero si nos olvidamos de la calentura del momento y pensamos un poco en la trayectoria de Foals, Holy Fire simplemente no está a la altura. 

En mi (quizás no tan humilde) opinión, el disco se merece poco no por la calidad, sino por el alma. No es el cambio de sonido, siempre es bienvenida la evolución y el progreso, lo que lastima es la pérdida de esencia, la destrucción de un joven espíritu; pervertido por los excesos de la industria.

"Ya no son nuestros Foals" No, ahora son de todo el mundo.


viernes, 1 de febrero de 2013

CONCIERTO: GRIZZLY BEAR EN MÉXICO


Grizzly Bear en vivo es como una conversación con un viejo amor, ella o él te susurra cosas al oído y cada centímetro de tu cuerpo se estremece. Una conversación con un viejo amor es íntima e irrepetible.

Un amigo me dijo en cuanto terminó el concierto que había sido la experiencia más cabrona de su vida, y vamos, en el calor del momento creo que más de uno lo pensó, pero así es el amor, ¿no? las explicaciones y la lógica pasan a segundo plano, toman control las emociones y la sangre caliente, el concierto no fue bueno o excelente, fue puro amor.


Bajo las luces psicodélicas que acariciaban el escenario, Grizzly Bear entabló una conversación inolvidable con la Ciudad de México, y después de años de espera, había mucho de que hablar. El cuarteto de Brooklyn se lució tocando casi por completo su excelente Shields y deleitó al Auditorio BlackBerry con temas del resto de su aclamada discografía. Los arreglos en vivo de su repertorio son más que suficiente para darle un aire y textura nueva a las canciones más conocidas y coreadas; las armonías y juegos de voz entre los músicos americanos carecen de aristas, con suavidad curan cualquier impureza del alma.


La experiencia llegó a su clímax con "Sun in Your Eyes", el público se dejó cegar por estrobos y perfección sónica. Grizzly Bear enamoró, como sólo un viejo conocido sabe hacerlo.




Fotos por Alejandro Compean (@alexcompean)