Si checan la cuenta de Twitter de Mac DeMarco, su imagen de fondo es nada más y nada menos que un collage de cajetillas de Viceroy. Estas cajetillas tienen una leyenda muy conocida por todos los fumadores que dice: "CIGARETTES ARE HIGHLY ADDICTIVE". El canadiense de 22 años hace música de suburbios, de tardes de bicicleta en barrios vacíos y de jóvenes sencillos que sólo quieren fumarse unos cigarrillos y dormirse en sillones todo el día.
El mundo quiere quitarnos el placer de este lento suicidio que llamamos cigarrillo, un placer del que muchos formamos parte y del que disfrutamos todas las mañanas, después de cada comida, saliendo del cine o antes de dormir. Pero muy poca gente entiende nuestra relación con el cigarro. Mac DeMarco la entiende y la expresa muy cálidamente con su canción Ode to Viceroy en su nuevo disco 2. La canción no es nada más que lo que dice el nombre: un delicado canto a la destrucción de nuestros pulmones, al amor, el odio y el masoquismo que compartimos todos los fumadores. DeMarco entiende perfectamente que fumamos porque nos gusta, porque el cigarro nos acompaña en muchas situaciones a lo largo del día y más que un cáncer envuelto en papel arroz es también un amigo incondicional, más que un perro o un humano.
Para mí, Ode to Viceroy es la síntesis de la música de Mac DeMarco. Su música es honestidad pero sobre todo es devoción a las cosas sencillas de la vida: amores universitarios, sueños incumplidos y cigarrillos prendidos. Yo pienso que en la vida también necesitamos un poco de trivialidad, de amor hacia las pequeñas cosas que tal vez no sean grandes ni importantes pero por lo menos son nuestras. Cada que escucho esta canción siento que es algo único y que en el fondo me encanta fumar. Por lo menos me gusta que Mac DeMarco le haya dado una oportunidad de brillar al cigarro, le dio la importancia que merece porque más que verlo como una adicción que nos va a matar lo ve como lo que es: un placer divino.
El coro de Ode to Viceroy es un lema que sirve como himno para cualquier cigarrillo por prender a lo largo de nuestras vidas o por lo menos una opción para mi epitafio:
"And oh, don't let me see you crying / 'cause oh honey I'll smoke you 'till I'm dying."